La edad ósea, o grado de maduración esquelética de acuerdo a edad y sexo, es una herramienta útil para diagnosticar alteraciones en la maduración y crecimiento.
Una maduración esquelética retrasada es un indicador de que existe un problema en nuestro paciente que requiere nuestra atención inmediata para llegar a un diagnóstico y tratamiento oportuno.
La maduración esquelética puede ser evaluada en diferentes huesos dependiendo de la edad. En el niño recibe nacido, generalmente utilizamos una radiografía de la rodilla para ver la presencia del núcleo distal del fémur y proximal de la tibia.
En el niño mayor de tres meses y hasta la adolescencia utilizamos la mano, especialmente el grado de osificación de los núcleos de los huesos del carpo.
Casi cualquier hueso puede ser utilizado como los huesos del codo, la cadera, e incluso los dientes. Una vez que queremos evaluar crecimiento tomamos la radiografía del hueso pertinente, la cual es comparada con algunas escalas o atlas visuales existentes (como el de Grewlich y Pyle para la mano), para determinar el grado de maduración y la edad ósea de nuestro paciente.
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