La deficiencia de hormona de crecimiento no solo puede ocasionar una
desaceleración en el crecimiento longitudinal, sino que también puede dar lugar a
una serie de complicaciones metabólicas que pueden dar lugar a una resistencia a la
insulina, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Estudios recientes han
demostrado una alteración en la composición corporal de niños y adolescentes
con deficiencia de hormona de crecimiento, con una disminución de la masa magra
y un aumento en el tejido adiposo, particularmente a nivel visceral. La
expansión del tejido adiposo lleva a una serie de cambios inflamatorios y
oxidativos, con un aumento importante en los niveles circulantes de citocinas y
adipocinas pro-inflamatorias, como el factor de necrosis tumor alfa, factor
nuclear kappa-B, interleucinas 1 y 6, leptinas, radicales superóxido, etc.
Estas sustancias llevan a inflamación crónica cuyo desenlace intermedio será el
desarrollo de una resistencia a la insulina, y por lo tanto a un riesgo
incrementado para diabetes mellitus tipo 2, a hipertensión arterial por un aumento de la actividad de dimetilarginina asimétrica
(un conocido inhibidor de la sintasa del óxido nítrico), y al desarrollo de síndrome de ovarios poliquísticos
en mujeres. Como desenlace final de la deficiencia de hormona de crecimiento se
producirá el desarrollo de enfermedad cardiovascular en forma de síndromes
coronarios agudos, los cuales pueden
llevar a muerte en forma prematura. El tratamiento oportuno con somatropina
(hormona de crecimiento de origen ADN recombinante) produce una disminución del
tejido adiposo, especialmente a nivel visceral por un aumento en la lipolisis, mejora
el perfil de lípidos al disminuir los niveles de colesterol LDL y aumentar los
de HDL, aumenta significativamente la masa magra y reduce el índice de masa
corporal, lo que inhibe significativamente al estado pro-inflamatorio y
oxidativo asociado a la obesidad, evitando de esta manera el desarrollo de
síndrome metabólico, diabetes y enfermedad isquémica coronaria.
Por
lo tanto, una vez que se sospeche el diagnóstico de deficiencia de hormona de
crecimiento en niños y adolescentes, éstos deben ser referidos al endocrinólogo
pediatra para su estudio, diagnóstico e inicio de tratamiento oportuno. El no
hacerlo podría no solo afectar la talla final de los pacientes, sino que
también podría incrementar significativamente su riesgo de diabetes y otras
muchas enfermedades crónico-degenerativas, afectando en forma significativa su calidad y
expectativa de vida en el corto y mediano plazo.
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